Los libros de historia registran con acento que hace 195 años se dio la Batalla de Boyacá, significando el triunfo de la Campaña Libertadora de la Nueva Granada, liderada por Simón Bolívar, que selló la independencia definitiva de nuestra República.

Quiero destacar dos hechos importantes de esta fecha que poco eco han tenido en el marco de estas celebraciones.

El primero es la institución de la bandera como símbolo patrio. Hoy es también el día nacional de nuestra bandera.

Todos la batimos orgullosos, y la abrazamos al calor de tantos triunfos y alegrías que nos ha dado en deportes como el ciclismo, el patinaje, el boxeo, el salto largo, y recientemente en el fútbol, con las hazañas de nuestra Selección Colombia. También la izamos en los colegios cuando hay ceremonias especiales de exaltación, reconocimiento y clausuras. La portan los militares en sus insignias, la lucimos en los desfiles, y en las instituciones públicas decoran nuestros despachos y fachadas de los edificios.

Pero sabemos ¿qué significa nuestra bandera y cuál es su uso correcto?
Permítanme invocar mi condición de docente, para recordar algunos detalles al respecto y fomentar el espíritu patriótico, especialmente entre los niños y jóvenes que nos acompañan hoy.

Alguna vez le preguntamos a los niños del colegio sobre su significado: y las respuestas fueron muy curiosas y divertidas. Dijeron que el amarillo era el color del sol, de la luz, de las mariposas, de las iguanas y los peces, y que también era el color preferido por la mamá, los domingos. Sobre el azul dijeron que era el color del cielo, del mar, de algunas casas del barrio, de los cangrejos, y que también era el color de los ojos de la profesora. Del rojo expresaron que era por el color de los frutos maduros, del cielo en las tardes, de la sangre, y también el de los labios pintados de la hermana cuando se iba de fiesta. Todos estos alumnos acertaron. Pero como son tantas las lecturas y significados, la Presidencia con ayuda de expertos, ha dicho que el amarillo representa la abundancia y la riqueza de nuestro suelo, así como la soberanía, la armonía y la justicia. El azul simboliza el mar: los dos océanos sobre los que Colombia tiene costas. Y el rojo representa la sangre que alimenta el corazón y le da movimiento y vida.

También les quiero recordar que existe el DECRETO 1967 DE 1991, por el cual se reglamenta el uso de los símbolos patrios: la Bandera, el Escudo y el Himno Nacional. Veamos si estamos cumpliendo con lo que allí se dice:

- Es obligación izar la Bandera Nacional en todo el territorio colombiano en los edificios, casas y dependencias oficiales y particulares, en fechas como el 20 de Julio, 7 de Agosto, 12 de Octubre, 11 de Noviembre y fiesta nacional del Sagrado Corazón de Jesús. También debe usarse en los aniversarios de su fundación de municipios y departamentos.
- Cuando la Bandera Nacional se ice junto a otra, deberá quedar al lado derecho (izquierdo mirándose de frente).
- La Bandera Nacional debe izarse siempre en primer lugar y arriarse, o bajarse, de última.
- Debe izarse de día, o en un ámbito luminoso, y a una altura correcta, de modo que no toque el suelo.

Así que hoy los invito a seguirla luciendo con el mismo orgullo de siempre, y a sentirla y respetarla como un símbolo lleno de significados y cargado de tantas emociones.

El segundo aspecto importante que quiero rememorar en este 7 de Agosto, es una historia olvidada, pero llena de heroísmo, honestidad y sentido de patria. ¿Alguien recuerda quién fue el “Negro José”? ¿ les suena más familiar el nombre de Pedro Pascasio Martínez? Pues fíjense que de ellos poco se cuenta, pero fueron los dos soldados patriotas, campesinos humildes, que en la Batalla de Boyacá defendieron la bandera colombiana con honradez y valentía, para no dejarse sobornar por unas monedas que les ofrecía el general Barreiro del ejército realista, quien fue apresado y entregado al general Bolívar.

Parece una anécdota simple pero es muy ejemplar y significativa, en un mundo como el que vivimos. ¿Cuántos “Negros José” y “Pascasios Martínez”, con humildad, honradez y en silencio, han ayudado a construir este País? Seguramente muchos y, tal vez con la misma suerte que estos personajes, que, si bien fueron condecorados, nunca les cumplieron la promesa de pago que les hicieron. 195 años después el País sigue en deuda con estas familias.
Necesitamos muchos más “Negros José” ”Pascasios Martínez”, y le agregaría que también muchas “Anancys”, para mantener en alto las banderas de la honestidad, la valentía y el sentido de patria.

Y este no es un trabajo solo de los colegios y los gobiernos. En las familias es donde se siembra la semilla de estos valores, y donde se forman las bases de los ciudadanos ejemplares y correctos de mañana.

Cuando suceden hechos tan lamentables como el del martes, en donde desafortunadamente perdimos una vida, es cuando todos: gobiernos, militares, comerciantes, profesores, y padres de familia, debemos preguntarnos, ¿estamos haciendo lo suficiente? ¿En qué estamos fallando? Creo sinceramente que hay cosas por corregir, reforzar y mejorar.

Estamos en camino de grandes realizaciones para un sector como San Luis, como la construcción de un megacolegio que pronto se empezará; arreglamos vías como la de Litle Hill, hicimos andenes; vamos a construir este año un Centro de Desarrollo Infantil, donde antes quedaba el CINC; haremos la adecuación del Francisco Javier que tendrá un punto Vive Digital; está programada la adecuación de la Escuela Bautista Emanuel; vamos a arreglar el Polideportivo aquí al lado del Coliseo, así como la cancha al lado del Radar; y tal vez la obra más grande, la recuperación de playas.

Pero todas estas obras, que demandan grandes recursos, y que son necesarias, se vuelven pequeñas, si lo más importante del Archipiélago, la vida de nuestra gente, no está asegurada. Se me arruga el corazón cada vez que un hecho violento sucede en mi territorio, y más si termina con una vida. Desde aquí envío mis condolencias y solidaridad con esta familia que ha perdido un ser querido.

No hay mejor marco y oportunidad, que este día patrio, para convocar a todos los sanandresanos a dar nuestra gran batalla contra unos pocos violentos que nos quieren arrebatar la tranquilidad y la paz. Sé que esta no es una tarea de una sola institución, ni afecta sólo a unas familias. Por eso debemos enarbolar juntos nuestra bandera de los valores, desde las instituciones, desde los organismos de seguridad y justicia, desde las empresas, desde los colegios, y desde las familias, para hacerle frente a estos actos violentos que nos afectan a todos.

Como instituciones coordinadoras, a través de los Consejos de Seguridad, ya hemos tomado cartas en el asunto, y hemos dado orientaciones precisas a las fuerzas militares, de policía y organismos de control. Está claro para todos, que necesitamos resultados, y prontos. Aumentaremos los controles militares en compañía de la OCCRE, se van a ofrecer recompensas por información efectiva, y aprovecharemos la visita del Gobierno a los barrios para escuchar las comunidades, y animar las denuncias oportunas, garantizando absoluta reserva de identidad.

Vamos a darle la batalla y a ganársela a estos pocos violentos que se creen “Barreiros”. Nosotros los “Negros José” los ”Pascasios Martínez”, y las “Anancys”, somos más. Nuestra unidad, valentía, honradez y sentido de patria, serán la mejor arma para derrotarlos.

Hoy el País entero está reafirmando el camino de la reconciliación y la paz, y nosotros vamos a seguir dando nuestra batalla interna para consolidar el progreso y garantizar la convivencia armónica y equilibrada que nos ha caracterizado durante mucho tiempo. La paz empieza por casa, y les aseguro que vamos a hacer respetar nuestra casa.

Agradezco a todos los presentes, a las instituciones educativas, a los alumnos, profesores y rectores, a las fuerzas militares, Defensa Civil y bomberos, a las instituciones de salud, y a los ciudadanos que todos los años nos acompañan, para cantar en coro, y enarbolar la bandera de una Colombia unida, en progreso y en paz.

Muchas gracias a todos y que viva San Andrés, Providencia y Santa Catalina… ¡que viva Colombia!


AURY SOCORRO GUERREO BOWIE
Gobernadora